viernes, 25 de junio de 2010

Y las palabras se van

Vaya semana que hemos vivido, desde el pasado fin de semana con la nota de la muerte de José Saramago (1922-2010, Premio novel de Literatura 1998, miembro del partido comunista Portugués desde 1969, auto exiliado en canarias desde 1991) se sintió un poco el bajón de la euforia de haberle ganado a Francia en el mundial, mas la muerte de Carlos Monsivais (1938-2010, Periodista y cronista de la Ciudad de México, considerado el mas representativo de los escritores contemporáneos de México, afín con el movimiento estudiantil de 1968 y con los partidos de izquierda, pro-aborto y en contra de la Tauromaquia, ateo declarado y un conocedor profundo de la biblia). Súmanse el cúmulo de jóvenes menores de 30 años que en esta semana y la anterior, dejaron de existir en accidentes viales, por falta de seguridad o influjo de sustancias toxicas en toda la zona ciénega.
Para culminar el desanimo, Uruguay nos gano, y en la siguiente fase vamos contra Argentina (lleva record perfecto 3 jugados 3 ganados). Así las cosas, el panorama no es más desalentador; como si tuviéramos un gusto por el sufrir, ya en todos los medios de comunicación, se maneja que ¡si se puede! Que se vale soñar, que un milagro nos traería todo tipo de felicidades, que si no juega el Guille, que si deben de meter al Bofo, y muchos más comentarios, lo cierto es que en este punto es en el que cada 4 años nos pone la selección. Y por ende toda la afición mexicana comienza con la guerra de nervios y atento a cualquier cosa que suceda con el grupo de la selección.
¿De donde sacamos las fuerzas y el animo para ver positiva toda una estadística avasalladoramente negativa, que nos impactara, tan brutal y desmesuradamente, que enviara a la selección y todo el sequito que les acompaña de regreso a México?
La idiosincrasia del mexicano lo resume todo a un rezo, en un hilo de esperanza, algo en que creer, algo que llegue del cielo, que sea espontáneo, que sea gratis y que se resuelva en los últimos 5 minutos del partido.
Por desgracia, la vida no es así de bella, Saramago y monsivais, fueron eruditos y dedicaron gran parte de su vida a cultivarse, criticar y debatir sus ideas, a plasmar sus ideales en su obra literaria, a gritar a los 4 vientos las injusticias que desde su perspectiva ha existido en las sociedades. Ambos de desde la izquierda trataron de “mover” la balanza de la riqueza hacia los mas desprotegidos, pero las leyes del capitalismo son muy rígidas y no les permitieron mas halla que influenciar algunos políticos y exhibir los errores administrativos de otros.
La muerte los sorprende, en la madurez de su vida y con todo un legado, toda su obra ahora será releída, analizada y valorada, se volverán a imprimir las piezas mas significativas y volverán ha estar incluso, con un poco de suerte, en el “top ten” de ventas. Serán motivo de diversos acontecimientos post-mortem; pero al igual que los jóvenes, la muerte les llego de igual manera, vidas dispares y dispersas, vidas truncadas, quizás vidas huecas o sin esperanza, o vidas llenas de ilusión y amor fraterno, truncadas por la misma cuchilla.
La tristeza que la muerte nos provoca, es acompañada de un silencio desolado, de una introspección profunda de la que nos despertamos y nos vemos tal como somos, tal como nunca nos vemos, tan simples y sencillos, tan frágiles y vulnerables, tan confundidos y eufóricos, que debemos aceptar la existencia de Dios y el propósito de llenar este vacío con alguien o con algo que nos aliente a recuperar la vida.
El saber la muerte de una persona tan influyente, genera toda una industria y tiempo en los medios, se dan pésames, declaraciones, encabezados y desplegados en medios impresos y televisivos. La muerte de los que están cerca, es una ausencia más física, mas del espacio, más de intimidad, con un dolor igual de profundo y físico. Sin descontar y sin ninguna acotación, la vida sigue y el dolor se diluye, y debemos de aprender a diluirlo, a sacarlo y minimizarlo. No podemos generar un estilo de vida desde el dolor de la muerte, o iniciar un camino deseándola. “Nadie sabe el día ni la hora”, así que debemos de vivir, de sentir que cada hora que se vive, vale la pena de vivirla. Hay que encontrar el ánimo y aliciente de sentir, de disfrutar lo simple y festejar lo cotidiano, de dejar el vacío de la pose y el contubernio social y aceptar todo lo fresco por venir.
Ya casi es domingo por la mañana, Argentina contra México, quien gana “sigue vivo” quien pierde muere en el intento. Lo mejor de todo, es disfrutar un excelente partido, que se brinden ambos equipos y que brillen todas las estrellas en el campo, que se entreguen al 100%, que suden la camiseta y que gane el mejor, que la estrategia se refleje en el campo y que aparezca el Gol. Esa es la fiesta, ese es el escaparate para cualquier jugador, el jugar libre como en el llano, el intentar la jugada espectacular “haber si sale” y sonreír por no acertar, el agradecer al compañero el apoyo para la jugada y el vitorear el éxito. Sin Gol no hay fiesta, sin vida no habría muerte. ¡¡¡Venga que hay que vivir para sentir lo que un gol es!!!!

A mi mis timbres…..
Mucha gente piensa que el fútbol es un juego a vida o muerte, pero es mucho más importante que eso. William Shankly (Entrenador de fútbol inglés)
Una muerte bella honra toda la vida. Francesco Petrarca (Poeta italiano)
Mi felicidad consiste en que sé apreciar lo que tengo y no deseo con exceso lo que no tengo. Leon Tolstoi (Escritor ruso)

No hay comentarios.: