jueves, 29 de mayo de 2014

Agua de rio

En este inicio de año, hemos visto como muchas personas nos han ganado el camino hacia nuestro inevitable destino, han fallecido; tanto niños,  jóvenes como adultos mayores, sin distinción de sexo o riquezas, todos se han marchado de esta vida tal y como llegamos. Lo que a su paso nos han dejado, eso es lo que me motiva a esta reflexión.
En una misa de funeral que asistí en Guadalajara, el sacerdote en su homilía, comentó que debemos ser  como “agua de rio”, me llamó tanto la comparación que el mensaje me pego. Que tan largo o corto es un rio, un rio de aguas calmas o violentas, con caídas ensordecedoras, escabroso en su paso o un flujo pausado que define con claridad su cauce. Este rio hay que caminarlo, conocerlo, para entender su grandeza, entender la función que le corresponde, tan solo es de conducir el agua, ese líquido que genera vida a lo largo de su efluente, que baña su lecho y acoge un sin número de seres vivos, aunque su cauce se intente reprimir, el agua estará en calma acumulara fuerza para poder derribar o superar la barrera y por fin retozar en un mar en calma, en donde se unirá a todas las aguas, que inevitablemente ahí llegaran.
De la misma manera, nuestra vida está llena de borbollones de alegría en nuestros años primeros, alegría que baña a nuestros padres y abuelos, que les inyecta nueva energía y motivos de alegría, satisfacciones y nuevas preocupaciones, ellos nos acogen haciendo nuestra vida plena y placentera. Es tanta felicidad que abre nuevas amistades y compadrazgos, que aumenta nuestro círculo de amistades al sumar los amigos de escuela y sus familias, que armoniza y suaviza la relación de hermanos, primos y nietos.
Conforme nos adentramos en edad, nuestra energía se enfoca en ser creativos y competir, con todos y contra todos, buscando ser el primero en la escuela, los deportes y el amor. Nuestros padres y abuelos nos observan y rejuvenecen al compartir con ellos nuestros triunfos y logros, ellos dirigen y alientan nuestro brío, nuestras embestidas, afirmando nuestro carácter y haciendo solidos nuestros principios.
Listos para “comernos el mundo” nos hacemos a la vida, buscando nueva luz fuera del cobijo del seno familiar, quizás con alguna pareja o solos en un lugar distante o dándole nuevo aire al negocio familiar, pero iniciamos a crear nuestro propio espacio y nuestro nuevo ámbito familiar, nuestra nueva familia y aceptamos generalmente nuevos amigos, estrechamos lazos con nuestra nueva familia o con nuestros tíos, primos o hermanos.
Cuando el rio corre, cuando las cosas van bien, todo es verde, lleno de vida; Por desgracia y por infinidad de situaciones, el agua se estanca, se vuelve un fango pestilente y nauseabundo. ¿Cómo superar ese estancamiento? ¿Cómo salir de esa calma que envenena y dispersa la familia? Hay muchos que recurren a la Fe, invocan la ayuda divina (sin duda alguna eso ayuda) o se empantanan en vicios, vaciando el alma y mandando la familia con todos sus integrantes al mucho, mucho más allá.
Para eso está nuestra familia, el seno materno, nuestra querencia, para recuperar nuestros valores, para poder “recargar” esa energía, tal y como cuando éramos jóvenes e inquietos. Esa sombra que mantiene limpio el estanque y no deja que se pudra el agua, continuando incluso en su quietud, generando vida.
Por eso es importante fomentar y mantener el vínculo fresco al interior de la familia, un vínculo fuerte que pueda soportar la perdida de los patriarcas o matriarcas, que sea lo suficiente mente sólido, para que un hermano asuma el liderazgo y todos lo sigamos. Paso natural y más probable que suceda, aunque con nuestra nueva humanidad, los padres entierran a los hijos, ríos cortos que llegan a la inmensidad del mar en un suspiro, que su carrera se ve truncada y de golpe pasan a un nuevo estado lleno de paz, dejando un inmenso dolor a todos sus mayores.
Lo mejor que podemos hacer para evaluarnos, es voltear hacia atrás y vislumbrar el paisaje, si nos agrada y nos llena de gusto el ver ese gran colorido paisaje, debemos seguir en el mismo tenor, si el paisaje se nos hace hueco, sórdido y vacío de color, apurémonos a cambiar, que mientras el agua siga corriendo, mientras la vida siga su agónico curso, podremos elegir el renovarnos y renovar nuestra querencia, influir en los nuestros, reconciliarnos, perdonarnos y perdonar a los nuestros, solo el perdernos en la inmensidad del más allá o la propia muerte, no nos permitirán resolver los problemas de esta vida, ¡En vida hermano, en vida!  
   
A mi mis timbres….
  • Un guijarro en el lecho de un pobre arroyuelo puede mudar el curso de un río. Orison Swett Marden (Escritor).
  • Lo blando es más fuerte que lo duro; el agua es más fuerte que la roca, el amor es más fuerte que la violencia. Hermann Hesse (Escritor alemán).
  • Hay que guardarse bien de un agua silenciosa, de un perro silencioso y de un enemigo silencioso. Proverbio judío


Cyber Note: http://www.zenit.org/es/articles/cardenal-jorge-bergoglio Una introducción del cardenal Jorge Bergoglio (Francisco I) emitida el 05 de Marzo 2013 (antes de ser ungido como PAPA) quien a los religiosos le pidió "salir a dar testimonio e interesarse por el hermano" porque la cultura del encuentro "nos hace hermanos, nos hace hijos, y no socios de una ONG o prosélitos de una multinacional". Se avecinan cambios sustanciales en el catolicismo a nivel mundial.

Artículo publicado el 16 de Mar. 2013, en el semanario Guía, de Ocotlán, Jalisco.

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