viernes, 20 de agosto de 2010

El vitriolo


Según el Doctor Igor (personaje creado por Paulo Coelho en el libro 'Veronika decide morir') documenta una tesis acerca de un veneno indetectable que va contaminando el organismo de los humanos con el paso de los años: el vitriolo. Al igual que el organismo segrega la libido (el líquido sexual que el doctor Freud identificó, pero que ningún laboratorio consiguió aislar jamás), el vitriolo se genera cuando un ser humano está bajo los efectos del miedo.
La mayoría de las personas afectadas logra identificar su sabor, que no es ni dulce ni salado, sino amargo (de ahí viene que las depresiones se asocien indisolublemente con la palabra "Amargura"). Todos los seres humanos tienen Amargura en su organismo (en mayor o menor proporción), así como casi todos tenemos el bacilo de la tuberculosis. Pero estas dos enfermedades solo atacan cuando el paciente está debilitado, y en el caso concreto de la Amargura, el terreno para el desarrollo de la enfermedad está abonado cuando previamente ha germinado el miedo a lo que se conoce como "realidad". Este miedo, que es palpable y todos lo hemos padecido y percibido de muchas maneras, nos mueve a tomar decisiones, asociarnos con personas, aceptar las voluntades de otras y en cierta medida, nos forza a abandonar nuestra propia identidad para aceptar las voluntades de los que nos rodea (bajo el pretexto romántico del amor). De ahí que ciertas personas, movidas por el afán de construir un mundo en el que no pueda penetrar ninguna amenaza externa, fortifican exageradamente sus defensas contra el exterior (gente desconocida, lugares nuevos, experiencias diferentes) y dejan el interior desguarnecido. Partiendo de esta situación, la Amargura comienza a causar daños irreversibles.
El principal objetivo de la Amargura es contaminar la voluntad; con la acción del tiempo, esta se hace presente con más énfasis día a día. Las personas que sufren este mal van abandonando sus deseos, al cabo de pocos años ya no consiguen salir de su mundo, pues gastaron enormes reservas de energía construyendo unas murallas altísimas con la intención de que la realidad fuese como habían deseado.
Al evitar los ataques desde el exterior, están limitando también el crecimiento interno. Siguen yendo a su trabajo, ven televisión, se quejan del tráfico y tienen hijos, pero todo eso ocurre de manera automática, sin llegar a entender bien por qué actúan de esta manera, simplemente se estacionan en su zona de confort y ahí permanecen estáticos dejando que todas las pasiones o sentimientos (odio, amor, desesperación, entusiasmo, curiosidad) dejen también de manifestarse. Hasta que ya no le queda al amargado ningún deseo. No tiene aliento de vivir, ni de morir.
Por eso, para los amargados (personas contaminadas de Vitriolo) sólo notan su enfermedad una vez por semana: en las tardes de domingo. En esos momentos, no tienen trabajo o la rutina que alivia los síntomas, notan que alguna cosa anda mal, ya que la paz de aquellas tardes le resultaba infernal, el tiempo no pasa nunca y una constante irritación se manifesta sin tapujos; Pero llega el lunes y el amargado pronto olvida los síntomas, aunque proteste con energía el hecho de que nunca tiene tiempo para descansar y lamenta vivamente que los fines de semana transcurren con excesiva rapidez.
Así pues, la única cura conocida hasta el momento, según el doctor Igor, es “La conciencia de la Vida” y para llegar a esta “lucidez” se requiere tener plena conciencia de la muerte; es decir, debemos de festejar cada día el milagro de vivir, dejar que las pasiones nos aborden, que los sentimientos afloren y nos permitan expresar sus manifestaciones (risa, llanto, ira, pasión, deseo, Etc.) sentir que nuestra estancia en esta tierra es breve, que el tiempo apremia y que no podemos desperdiciar ni un minuto sin sentirnos amados, diferentes, llenos de vida y de satisfacciones personales, no de esas que se compran, sino de esas que solo viviéndolas se disfrutan.
Al final el Doctor Igor, tan solo vive en unas páginas, también Veronika y todos los internos de Villete (hospital psiquiátrico). Pero tanto Usted como Yo somos reales, quizás nos identifiquemos con algunos de estos síntomas. Imagine por un momento tomar una pócima contra el vitriolo, suéltese el pelo y enloquezca, disfrute de la vida, entréguese a hacer lo que siempre ha querido y se ha reprimido, viva esos momentos intensamente y al final del día, cuando el silencio de la oscuridad se lo permite, sienta la satisfacción de saber que es enloquecer un poco. Repítalo cuantas veces sea necesario, que a fin de cuentas, los problemas, las deudas, la riqueza y todo lo cotidiano de la vida, ahí seguirán, esperándole a que usted se decida a resolverlos, quizás sea una locura ignorarlos, pero un poco menos de amargo hace mucho bien, glorifica el alma y alimenta el espíritu.

A mi mis timbres……
Hay algo tan necesario como el pan de cada día, y es la paz de cada día; la paz sin la cual el mismo pan es amargo.
Amado Nervo (Poeta mexicano)
La verdadera locura quizá no sea otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de descubrir las vergüenzas del mundo, ha tomado la inteligente resolución de volverse loca. Heinrich Heine (Poeta alemán)
El que no considera lo que tiene como la riqueza más grande, es desdichado, aunque sea dueño del mundo. Epicuro de Samos (Filósofo griego)

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