viernes, 24 de septiembre de 2010

El Prodigio de Ocotlán


Ocotlán fue un cacicazgo perteneciente al reino o señorío de Coinan, tenía bajo su tutela a Zula, Jamay y Joconoxtle. Conquistado por Nuño de Guzmán el 15 de marzo de 1530 y evangelizado por los franciscanos en 1537. La presencia franciscana en Ocotlán perduró hasta 1576 cuando por orden del rey de España, Felipe II, la administración de la Villa de Santiago de Ocotlán pasó a manos de los agustinos. Ellos mejoraron las instalaciones tanto del Hospital como del convento y enriquecieron la iglesia parroquial. No existe precisión en la fecha de su reconocimiento como pueblo pero ya se menciona como ayuntamiento en las Estadísticas de la Provincia de Guadalajara de fecha 15 de agosto de 1823.
Pudiera haber tenido Ocotlán en ese entonces unos 1500 habitantes en la cabecera municipal, apáticos después de la epidemia de cólera del año 1833, quizás por este hecho encabezo el desarrollo regional, ya que la presencia de los agustinos brindo nuevos conocimientos y salud a la población.
Pueblo denominado de paso, solo visitado por comerciantes, quienes usaban los mesones para refresco de remudas rumo a la Nueva Galicia (Guadalajara) o hacia Valladolid (Morelia); Amen de la proliferación de tugurios y cantinas al servicio de locales y foráneos que pernoctaban en Ocotlán.
El 2 de octubre de 1847 a eso de la siete y media de la mañana, un temblor sacudió ligeramente al poblado, haciendo sonar las campanas de los templos, todo paro en comentarios y bromas por el sobresalto de lo acontecido. Dos horas después, a las nueve y media, hubo una replica del temblor y ahora de manera tan tremenda, como no se había registrado otro en la historia del pueblo. Dicen que duro como 5 minutos, los que fueron suficientes para dejar el pueblo en ruinas, con excepción de la casa del rico hacendado Don Pedro Castellanos y la Capilla de la Purísima, todas las construcciones incluyendo la parroquia se cayeron, se cuenta de 53 personas fallecidas, de las cuales 44 eran de Ocotlán, y el resto de poblaciones aledañas, para hacer mas trágica la situación se abrieron tumbas en el panteón del atrio de la Purísima, dejando al descubierto osamentas y muertos desencarnados en una visión apocalíptica que alarmaba aun mas.
El Señor Cura Don Julián Martín del Campo, dejó constancia del hecho: “El dos de octubre de mil ochocientos cuarenta y siete. El terremoto de hoy a las nueve y media de la mañana convirtió en ruinas la Iglesia, Parroquia y todos los edificios de esta población, excepto la iglesia del Hospital, para constancia de esto. Nota que firmo.”
El día 3 de octubre, después de una noche de terrible dolor, de velación de muertos, de desesperación y de miedo, con un sol maravilloso, sin una sola nube sobre el firmamento, el Señor Cura anuncio que oficiaría la misa dominical por los difuntos del día anterior. Se reunió tanta gente, no solo de Ocotlán, sino de Cuitzeo, San Andrés, Los Sauces, Jamay y de otras Rancherías. Hubo necesidad de improvisar un pequeño altar a la sombra de un árbol que existía en el cementerio de la Purísima para que toda la gente participara en la ceremonia religiosa, pues la capilla era insuficiente para contener a la multitud.
A las 8 de la mañana, cuando daba principio el santo oficio, se empezaron a remolinar nubes en el cielo, causando consternación entre los asistentes, luego el cielo de limpio y quedaron, hacia el noroeste de la población, solo unas pequeñas nubes en el cielo, las cuales empezaron a formar la imagen perfectísima de Jesucristo Crucificado, tan cercano y tan claro que muchos de los testigos aseguraban que su larga cabellera era agitada por el viento. La mayoría de ellos gritaba, pensando que se trataba del fin del mundo y Jesucristo venia a juzgarlos, otros caían de rodillas implorando perdón y misericordia. El parte que rindió el Alcalde de Ocotlán a su superior, textualmente dice: “Prefectura de Ocotlán, excelentísimo señor: ….. El día de hoy, excelencia, veinticuatro horas después del devastador acontecimiento, se ha visto entre poniente y norte, figurado por una nube como cometa refulgente, la imagen perfectísima de nuestro señor Jesucristo Crucificado, que duro media hora, en cuyo tiempo mas de mil quinientas personas que estaban en la plaza se arrodillaron haciendo acto de contrición y pidiendo a gritos “misericordia señor”…… De las ruinas de Ocotlán, tres de octubre de 1847.”
Así fueron los hechos sobresalientes que nos marcan como Ocotlenses, Todos debemos saber esta situación, como un valor que debemos con recelo aquilatar y pregonar en cualquier foro, El Prodigio de Ocotlán (1847) y la aparición de la virgen de Guadalupe (1531) son las únicas dos apariciones avaladas por el vaticano. Ahora si tu eres católico y crees en el “Señor de la Misericordia”, dedícale un tiempo, arrímate a la iglesia, siempre habrá vino, música y parranda, pero hoy tienes la oportunidad de honrar una tradición de mas de 160 años, deja TODO de lado, anímate y únete a la celebración eclesiástica. Promueve su veneración y únete a esta festividad, que no solo sea parranda, dale un poco de espiritualidad a tu alma, El creer es indispensable para un balance preciso del comportamiento humano y creer perfecciona nuestra alma, date un tiempo ten Fe en El.

A mi mis timbres….
La espiral de la violencia sólo la frena el milagro del perdón. Juan Pablo II (Papa de la iglesia católica).
El más indestructible de los milagros es la fe humana en ellos. Jean Paul (Escritor alemán)
Sólo hay una religión verdadera, pero pueden haber muchas especies de fe. Immanuel Kant (Filosofo alemán)
Ciber nota: http://www.youtube.com/user/jesusbrambila2 con voz de Francisco Chávez; Sobresaliente

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